Se prepara una nueva edición de la Vuelta al Lago Epecuén
El domingo 27 de noviembre, en las ruinas de Villa Epecuén, se correrá la quinta edición de la competencia de trail con salida y llegada en Carhué.
La Vuelta al Lago Epecuén es una carrera de ultra distancia, con 60 kilómetros de terreno técnico, pero sin grandes desniveles. La costa del lago tiene barrancas, arena, suelo salino, arroyos, bosques de caldenes y campo, algunos caminos vecinales y las famosas ruinas de Villa Epecuén.
Esta prueba de trail no es exclusiva para ultramaratonistas y aventureros de la larga distancia, sino que cuenta con dos circuitos, uno de 21 y otro de 10km (las distancias son aproximadas y variables según el clima y estado del terreno), para que todos puedan ser parte de una carrera especial que une pasado, presente y futuro.
Todos los circuitos correrán entre las ruinas del pueblo que se inundó en noviembre de 1985 y que, en los últimos años, volvió a emerger y ahora es Patrimonio Histórico de la Provincia de Buenos Aires.
La carrera en el Lago Epecuén tiene su origen en la idea de resignificar el pasado para unirlo con un presente próspero. Correr entre las ruinas de lo que fue una pujante villa turística es una experiencia transformadora, tanto para el corredor como para el lugar. Es correr en medio de la historia.
Por eso, encarar la Vuelta al Lago para pasar por las ruinas y retornar a la ciudad de Carhué tiene un doble significado: saber que el hombre siempre puede cuando se lo propone, y que el futuro es un camino que se construye con voluntad, amor y respeto.
El Lago Epecuén es un espejo de agua de casi 30 kilómetros de largo, tiene un índice de salinidad más alto que el Mar Muerto. El barro con altas propiedades curativas y las aguas termales conforman un polo de atracción que hoy se centra en la ciudad de Carhué. A solo 10 kilómetros de la antigua villa inundada hace más de tres décadas.
Villa Epecuén fue fundada en 1921, y durante más de 60 años creció hasta alcanzar la posibilidad de alojar a 5000 turistas. Desde los años ´40 Epecuén era el segundo destino turístico de la provincia de Buenos Aires, detrás de Mar del Plata.
Entre los factores que la destacaban aparece rápidamente que fue un centro de turismo de salud que la aristocracia porteña visitaba persiguiendo las propiedades curativas de las aguas del lago con una cantidad de minerales similares a las del Mar Muerto. En la década del ´60 el perfil turístico cambió pero siguió creciendo. Villa Epecuén llegó a tener dos trenes diarios que llegaban desde Buenos Aires en temporada alta.
No se trata de la única curiosidad que tiene la laguna de Epecuén. Como sus aguas son muy saladas, no tiene peces, pero sí una enorme concentración de artemias salinas, un raro crustáceo capaz de una supervivencia extraordinaria.
La artemia salina, que puede vivir en aguas como las de Epecuén, es la comida preferida de los flamencos australes, de tono muy rosado, que forman allí una de las mayores colonias de esas aves conocidas en el continente. Junto a ellos hay macás plateados, faralopos y otras aves acuáticas, algunas de ellas migratorias que vienen desde el hemisferio norte.
En 1985, exactamente un 10 de noviembre, el agua lo cambió todo. Las inundaciones en las Lagunas Encadenadas del oeste bonaerense hicieron crecer las aguas en proporciones extraordinarias amenazando a gran cantidad de ciudades en la región.
Cuando se abrieron las compuertas de la Laguna de Guaminí, la última de las encadenadas, el Lago Epecuén desbordó un gran terraplén e inundó las calles del pueblo. El ingreso del agua fue tan veloz que mucha gente no pudo sacar sus vehículos, apenas algunas pertenencias. En pocos días lo que había sido una pujante villa turística quedó sumergida bajo el agua.
Las ruinas de Villa Epecuén permanecieron bajo el agua salada durante casi 20 años. El agua del lago recuperó su alto índice de salinidad a medida que decrecía su caudal y esa sal fue transformando todo. Hoy esas ruinas están rodeadas de árboles blancos, impregnados de una combinación mineral que los emparenta con el mármol.
Las ruinas de Villa Epecuén son hoy Patrimonio de la provincia de Buenos Aires y parte del impulso turístico generado la ciudad de Carhué, a solo 10 kilómetros. El lugar volvió a ser un centro termal con propiedades curativas como lo fue antes de la gran inundación.
De esa forma, la unión del pasado con el presente, con la Vuelta al Lago Epecuén, es una oportunidad que aporta una sensación única que experimentan todos los corredores que son parte de esta carrera.
Por ello, esta carrera, una vez más, se trata de correr más allá del tiempo en un lugar que busca y debe ser recordado como la gran villa turística que albergó a miles de personas en las décadas del ´60, ´70 y mitad de los ´80.
El Lago Epecuén quiere recuperarse
Desde que las aguas bajaron, se empezó a ver de nuevo playitas y pequeñas bahías cubiertas de blanco. De lejos, parece nieve. De cerca es como una espesa capa de sal gruesa que se forma en los lugares más protegidos de la costa. Son cristales de sulfato, que no hay que confundir con sal gruesa.
La Vuelta al Lago Epecuén es una prueba de trail running en la que no sólo se trata de correr sino que es hacerlo a través del tiempo. Este año, la competencia cuenta con el apoyo del Municipio de Adolfo Alsina y Lago Epecuén.
Fuente: Prensa Vuelta al Lago Epecuén
Fotos crédito: Graciela Zanitti
Se prepara una nueva edición de la Vuelta al Lago Epecuén
Reviewed by Damián Fanelli
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septiembre 30, 2022
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